Año 6, número 10, enero-junio 2021

 

 

La marginación social y su relación con la participación cultural en México

 

Social marginalization and its relationship with cultural participation in Mexico

 

 

Javier Reyes-Martínez1

Universidad Iberoamericana Ciudad de México

 

Óscar Alfonso Martínez-Martínez2

Universidad Iberoamericana Ciudad de México

Resumen

México es un país con un amplio rango de marginación social. La intersección entre este fenómeno y la participación cultural se ha estudiado poco. Al considerar esto, la pregunta principal de este trabajo es la siguiente: ¿la asistencia a los eventos culturales y el tipo de eventos en el que participan los mexicanos se pueden relacionar con su nivel de marginación? Para responder a esta cuestión, se diseñó un estudio exploratorio cualitativo en el que, a través de entrevistas semiestructuradas (N=247), se recabó información en cuatro estados del país (Ciudad de México, Tamaulipas, Estado de México y Oaxaca). Los datos obtenidos se procesaron a través de un análisis temático que revela una asociación entre la marginación y la participación cultural en tres grandes áreas: la facilidad o la dificultad para participar en las actividades y los eventos culturales, el interés expresado por ello, y los beneficios que encuentran los entrevistados en estas acciones. Estos temas varían de acuerdo con el estrato de marginación, lo que confirma la necesidad de que el diseño de las políticas culturales incluya a la marginación como un tema clave de la participación cultural.

Palabras clave

Participación cultural; marginación; consumos culturales; política cultural.

Abstract

Mexico is a country with a wide range of social marginalization. The intersection of this phenomenon and cultural participation has been little studied. Bearing this in mind, the central question of this work is: can the attendance to cultural events and the type of events in which Mexicans participate be related to their marginalization level? In order to answer this question, a qualitative exploratory study was designed. Data were collected through semi-structured interviews (N=247) in four Mexican states (Mexico City, Tamaulipas, Estado de Mexico, and Oaxaca). Data were processed through a thematic analysis that shows a relationship between marginalization and cultural participation in three large subjects: the facility or difficulty to participate in cultural activities and events, the expressed interest in it, and the perceived benefits of the interviewee on these actions. These topics vary according to the marginalization level, confirming the need for cultural policy design to include marginalization as a key issue of cultural participation.

Keywords

Cultural participation; Marginalization; Cultural consumption; Cultural policy.

DOI: https://doi.org/10.32870/cor.a6n10.7377

[Recibido: 17/7/2020; aceptado para su publicación: 15/12/2020]

Introducción

La participación en las actividades artísticas y culturales –o participación cultural– es un fenómeno que se considera importante en la política pública, aunque sus consecuencias se encuentren aún poco comprendidas (Belfiore & Bennett, 2008).  Diversos autores y organismos asumen que la participación cultural tiene un impacto positivo, a nivel individual, en el bienestar subjetivo (Daykin et al., 2018; Reyes-Martínez et al., 2020b), la calidad de vida (Galloway et al., 2006), el bienestar en general (Goulding, 2013), y la salud mental y física (Grossi et al., 2012; Perkins & Williamon, 2014).

A nivel social, la participación cultural ha sido relacionada con el desarrollo social (Vich, 2014), la economía (OECD, 2006), el cumplimiento de los derechos humanos (Fribourg Group, 2005), la equidad de género (UNESCO, 2014b), la inclusión social y la integración comunitaria (Vich, 2014; Hampshire & Matthijsse, 2010), el incremento en la participación cívica (Castro, 2016; Sierra, 2014), el fortalecimiento de la comunidad (Goulding, 2013; Johanson, Glow & Kershaw, 2014), la reducción de los sentimientos de aislamiento, soledad y tristeza (Toepoel, 2011), y el desarrollo de la democracia (Laaksonen, 2010).

Además, la participación en las actividades artísticas y culturales se ha utilizado en el diseño de las políticas públicas y las intervenciones sociales (Belfiore & Bennett, 2008; Daykin et al., 2018), a fin de resolver problemas sociales como la exclusión y la violencia; asimismo, se ha evidenciado que tiene un impacto positivo en la economía (AECID, 2009; FICAAC, 2005; OECD, 2006).

A pesar de estos beneficios potenciales, existen diversos cuestionamientos sobre la validez del impacto de la participación cultural en estos ámbitos que obligan a los formuladores de las políticas públicas a subrayar su estudio y análisis. Para la UNESCO (2006), la participación cultural es entendida como el acto donde los individuos y las comunidades buscan disfrutar de su patrimonio cultural, acceder a su identidad o hacer uso de su autodeterminación. Entre otras implicaciones, esta definición sugiere diferentes hábitos, grados de involucramiento, usos del tiempo y gastos ejercidos por los individuos en diferentes contextos (McCarthy & Jinnett, 2001; NEA, 2009). Esto significa que las formas en las que se puede ejercer la participación cultural son variadas; por ejemplo: puede realizarse a través de la búsqueda y la diseminación de la información, por medio de la interacción y la comunicación en comunidad (ESSnet-CULTURE, 2012), a través de la asistencia y disfrute de las actividades artísticas e identitarias (UNESCO, 2009), al realizar transacciones o consumir bienes culturales, o bien, al practicar actividades artísticas o culturales (McCarthy & Jinnett, 2001; UNESCO, 2009).

De acuerdo con las cifras del Módulo sobre Eventos Culturales Seleccionados (MODECULT) 2018, en México, la asistencia a los eventos culturales disminuyó alrededor de 6%, de 2016 (64%) a 2018 (58%). Además, los mexicanos encuestados mostraron ningún (27%) o poco interés (33%) por participar en las actividades artísticas o culturales (INEGI, s.f.). Esta disminución en la participación y el poco interés en ella conduce a preguntarse sobre la dificultad que representa para los mexicanos asistir a los eventos culturales, cuáles son las principales razones para hacerlo, o no, y, principalmente, si estas razones se encuentran relacionadas con otros factores sociales como la marginación social.

El Consejo Nacional de Población en México (CONAPO) afirma que la marginación se puede entender como un proceso “estructural en relación con el desarrollo socioeconómico alcanzado […] que dificulta la propagación del progreso a todos los grupos sociales, lo cual repercute en la estructura productiva y se expresa en desigualdades territoriales” (CONAPO, 2016, p. 11). Durante 2015, 59% de la población se encontraba en un grado de marginación muy bajo, 17% en un grado bajo, 10% en un grado medio, 10% en un grado alto, y 4% en un grado muy alto de marginación (CONAPO, 2016, p. 23). Esta marginación incluye aspectos como el acceso a la educación y a la salud, a la vivienda con características mínimas, la distribución de la población y la distribución de los ingresos (Martínez-Martínez & Vega Torres, 2019; Martínez-Martínez & Rodríguez-Brito, 2020). En otras palabras, la estadística remite a un amplio margen de la población mexicana en una situación de desigualdad estructural.

A partir de las condiciones antes expuestas, una pregunta válida en el contexto mexicano es: ¿la asistencia a los eventos culturales y el tipo de eventos en los que participan los mexicanos se pueden relacionar con su nivel de marginación? De acuerdo con lo planteado, se busca identificar si el grado de marginación se encuentra relacionado con la participación cultural; es decir, con la participación en las actividades artísticas y culturales. Para esto, se desarrolló un estudio cualitativo exploratorio en cuatro estados del país (Ciudad de México, Estado de México, Oaxaca y Tamaulipas) que corresponden a diferentes grados de bienestar social (Martínez-Martínez et al., 2016). Los hallazgos más importantes, así como algunas de sus implicaciones, se presentan en este artículo.

 

Revisión de la literatura

Es posible identificar diversas discusiones relacionadas con la participación cultural en la literatura. Un primer acercamiento se centra en los conceptos y las teorías vinculadas con el tema; después, la discusión más común es la que corresponde a la participación en las actividades artísticas y culturales. Otros temas, no menos relevantes, consideran como eje central los aspectos metodológicos de evaluación y medición.

Un pilar importante en la literatura sobre la participación cultural se relaciona con el concepto cultura. El escaso acuerdo en el término conduce a la falta de marcos teóricos que informen adecuadamente el fenómeno de la participación cultural. Esto redunda, entre otras cosas, en métodos y mediciones de la participación heterogéneos (UNESCO, 2014a), con poca capacidad de comparabilidad entre países, contextos o poblaciones. Algunas de las pocas aproximaciones teóricas utilizadas en la investigación suelen ser la perspectiva socioestructural o de capital cultural (Falk & Katz-Gerro, 2015; Kirchberg & Kuchar, 2014) que suelen tener origen en Bourdieu (2015) o en la perspectiva de la economía cultural (Falk & Katz-Gerro, 2015; Machado et al., 2017).

En ese sentido, la teoría del capital cultural –o perspectiva socioestructural– se encuentra relacionada con los conceptos de distinción, clase social, y capital cultural, que enfatizan la construcción de la identidad social, pero también de la legitimación social (Belfiore & Bennett, 2008; Bourdieu, 2015; Bourdieu, 2016). Al considerar que esta es una teoría del conflicto (Vizcarra, 2002), sus principales nociones destacan la discrepancia y la lucha entre los grupos de agentes sociales. Entre los conceptos más relevantes, destacan: campos, espacios sociales estructurados y estructurantes construidos entre instituciones, sujetos y prácticas; capital, recursos que representan la riqueza del campo; y habitus, sistemas de estrategias y disposiciones para obtener mayor capital y adaptarse al campo (Vizcarra, 2002).

Los defensores de la teoría sostienen que su influencia en la participación cultural se produce a través de las características personales, como el capital cultural (la educación general y los recursos simbólicos), el capital cultural específico (la educación artística), el género, la edad, la pertenencia a una clase social, el hogar, los ingresos, la situación en el mercado laboral, los ingresos no laborales, los salarios, el habitus, la clase social, la generación, la movilidad de clases, la estructura familiar y la participación cultural de los padres (Bourdieu, 2015; Bourdieu, 2016; Falk & Katz-Gerro, 2015; Kirchberg & Kuchar, 2014; Voase, 2013).

Estos rasgos juegan el papel de predictores de la participación cultural, como facilitadores de la cultura dominante por parte de quienes controlan los recursos simbólicos dentro del campo. Los autores posteriores a Bourdieu, y otros desarrollos teóricos ulteriores, observan el aspecto inhibidor de estos factores en el caso de quienes no tienen acceso o control de los recursos simbólicos.

Al hablar de los factores relacionados con la participación cultural, se encuentran aspectos como la educación (Goulding, 2018; Machado et al., 2017); la edad, la raza y el género (Goulding, 2018; Nenonen et al., 2014); la situación económica y la actividad laboral (Ateca-Amestoy & Prieto-Rodríguez, 2013; Falk & Katz-Gerro, 2015); la clase social (Voase, 2013); la estructura y la composición familiar (Ateca-Amestoy & Prieto-Rodríguez, 2013; Nenonen et al., 2014); la política cultural (Martínez-Martínez, Reyes-Martínez y Lombe,  s.f.); la ubicación geográfica (Ateca-Amestoy & Prieto-Rodríguez, 2013); y la disponibilidad y accesibilidad de la oferta cultural (Martínez-Martínez, Reyes-Martínez & Lombe, s.f.). Otros factores menos estudiados son: la pertenencia a los grupos socialmente excluidos (por ejemplo, las poblaciones indígenas), las personas en situación de discapacidad (UNESCO, 2014a), o con restricciones de tiempo (Gayo, 2017)

Los aspectos antes enumerados pueden funcionar como predictores de la participación cultural (Ateca-Amestoy & Prieto-Rodríguez, 2013). Para diversos autores, es posible que estos aspectos se encuentren intermediados por fenómenos como la socialización y la construcción de expectativas (Hood, 1981), o por percepciones y actitudes respecto a las actividades culturales (McCarthy & Jinnett, 2001). También pueden existir otras intersecciones menos estudiadas que afecten la participación cultural o a los predictores de la misma, como la relación entre la violencia y la participación cultural (Reyes-Martínez et al., 2020a). Asimismo, factores como la exclusión social, la marginación y la pobreza pueden pertenecer a esta última categoría.

En la literatura, pocas investigaciones estudian el papel de la marginación respecto a la participación en las actividades artísticas y culturales. En algunos casos, se ha observado el rol de las actividades culturales y artísticas desde las poblaciones mayormente marginadas (De Haro, 1994; Lienhard, 2000; Peña & Jaramillo, 1998), desde los derechos culturales (Cervantes-Barba, 2004), o desde el arte como una forma de resistencia ante la marginación (Tijoux, Facuse y Urrutia, 2012); sin embargo, aún existe un vacío en el campo del conocimiento respecto a cómo la participación cultural puede estar relacionada con diferentes estratos de marginación (u otros fenómenos relacionados, como la pobreza o la exclusión social), y qué percepciones produce esto sobre el arte y la cultura.

Respecto a las discusiones metodológicas, una crítica importante es que gran parte de la investigación referida en la literatura sobre la participación cultural se encuentra sustentada en hallazgos descriptivos y transversales (Kirchberg & Kuchar, 2014), mayormente con un enfoque cuantitativo. De igual forma, un amplio número de estos estudios se ejecutan en las poblaciones occidentalizadas y blancas (Daykin et al., 2018), que suelen ignorar o soslayar la situación de otros grupos sociales, económicos y étnicos (Daykin et al., 2018), o en los contextos del sur global. Esto pone en evidencia una importante brecha en el conocimiento del tema.

 

Métodos

Para resolver las preguntas previamente expresadas, se realizó una investigación exploratoria cualitativa. El método de recolección de datos utilizó entrevistas semiestructuradas, donde se empleó una muestra por conveniencia a poblaciones heterogéneas localizadas en la Ciudad de México, el Estado de México, Oaxaca y Tamaulipas. Los estados elegidos se seleccionaron por ser representativos de diferentes grados de bienestar social (Martínez-Martínez et al., 2016). De acuerdo con esto, se considera que la Ciudad de México tiene un grado muy alto de bienestar, Tamaulipas un grado alto, el Estado de México un grado bajo y Oaxaca un grado muy bajo de bienestar.

Además del grado de bienestar como indicador central, los estados mencionados se eligieron debido a otros indicadores de tipo socioeconómico y cultural, entre ellos: el grado de marginación, la proporción de las personas en situación de pobreza y la infraestructura cultural. En la tabla 1 se resumen algunas de estas características.

A su vez, se seleccionaron municipios, al considerar variables como: tipo de municipio (rural o urbano), índice de desarrollo humano, índice de marginación y cantidad poblacional. La finalidad de esto es contar con una serie de contextos heterogéneos, ya que, de acuerdo con algunos estudios cualitativos (Rodríguez, Flores y Jiménez 2003; Martínez, 2017), la diversidad de los aspectos socioeconómicos, culturales y geoespaciales, permite que, al saturarse las categorías, se encuentren los hilos conductores que las unen dentro de la heterogeneidad. El trabajo de campo se realizó en 71 municipios: 16 en la Ciudad de México, 6 en Tamaulipas, 31 en el Estado de México y 18 en Oaxaca, de los cuales, 74.5% son urbanos, 11.3% semiurbanos y 14.2% rurales. En total, se realizaron 247 entrevistas.

Tabla 1. Características de los estados en el análisis

Criterios CDMX Tamaulipas Estado de México Oaxaca Promedio nacional
Grado de bienestar Muy alto Alto Bajo Muy bajo No aplica
Grado de marginación Muy bajo Bajo Bajo Muy alto No aplica
Población en pobreza (%) 27.6 32.2 47.9 70.4 43.6

Infraestructura cultural

Bibliotecas

395 135 672 476 232
Centros culturales 251 44 182 141 66
Teatros 158 21 28 11 22
Cines 107 24 119 12 26
Museos 155 24 79 54 43
Galerías de arte 291 12 24 37 30

Fuente: elaboración propia, con datos del CONAPO (2016) y la Secretaría de Cultura (s.f).

La selección de los entrevistados se realizó por medio de la técnica de la bola de nieve. Con el propósito de privilegiar la heterogeneidad antes señalada, las entrevistas se llevaron a cabo a partir de la consideración de aspectos como los niveles socioeconómicos y educativos, la edad y el género. Respecto a este último indicador, se buscó una proporción entre el número de hombres y mujeres entrevistados, como se puede observar en la tabla 2.

Las entrevistas se realizaron con una guía semiestructurada de preguntas, la cual estuvo dividida en doce módulos. La duración promedio de la entrevista fue de una hora. La aplicación del módulo sobre la cultura tuvo una duración de veinte minutos en promedio y estuvo integrado de tres subcategorías: a) acceso a la cultura; b) cultura comunitaria, y c) otros intereses culturales.

 

Tabla 2. Características de los entrevistados

Estado Sexo del entrevistado Edad promedio
Ciudad de México Hombres: 46.2% 42.53
Mujeres: 53.8% 43.52
Tamaulipas Hombres: 50% 47.86
Mujeres: 50% 44.09
Estado de México Hombres: 50.9% 48.07
Mujeres: 49.1% 43.77
Oaxaca Hombres: 50% 44.14
Mujeres: 50% 45.69

Fuente: elaboración propia.


Las entrevistas fueron grabadas, transcritas y, posteriormente, capturadas en el programa Nvivo, para analizar las categorías y determinar el momento en que estaban saturadas; posteriormente, por medio del análisis temático.

 

Resultados

Los hallazgos que se obtuvieron en las entrevistas pueden categorizarse en tres grandes temas: la facilidad o la dificultad para participar en las actividades y los eventos culturales, el interés expresado por ello, y los beneficios que encuentran los entrevistados en estas acciones. En la tabla 3 se presenta un resumen de los hallazgos principales por estrato de marginación.

Tabla 3. Características principales de la participación cultural por estrato de marginación

Grado de marginación

Facilidad o dificultad para la participación

Interés Acceso a la oferta cultural Beneficios percibidos por participar
Muy alto No es relevante Nulo o bajo Nulo o bajo Ninguno
Alto Difícil Bajo o poco Poco accesible Aprendizaje y recreación
Medio Difícil para algunas actividades Regular Poco accesible, depende de la oferta Aprendizaje, recreación, convivencia familiar
Bajo Fácil o difícil Alto o regular Más accesible, mayor variedad de oferta Aprendizaje, recreación, convivencia familiar, desarrollo personal
Muy bajo Fácil o difícil Alto Más accesible Aprendizaje, recreación, convivencia familiar, desarrollo personal, profesional e intelectual

Fuente: elaboración propia.

A continuación, se presentan estas categorías de respuestas de acuerdo con el nivel de marginalidad del municipio donde se llevó a cabo la entrevista.

Marginalidad muy alta

En las comunidades con marginalidad muy alta, los entrevistados no expresan ni facilidad ni dificultad para participar en las actividades artísticas y culturales. Esto se encuentra modulado por el poco o nulo interés en las mismas. La participación no parece ser un bien requerido, incluso, se muestra como un elemento ajeno a la cotidianidad. Diversas entrevistas reflejan ese desinterés. Por ejemplo, cuando a un entrevistado se le pregunta si es fácil o difícil participar, indica: “No, pues la verdad no [le interesa]” (Oaxaca).

Un aspecto interesante en este grupo indica la falta de accesibilidad o control sobre estas actividades, la cual se refleja en una relación pobre con las autoridades municipales. Un entrevistado señaló: “Eventos, eventos, pues yo francamente a veces sí, medio que me asomo cuando hacen sus reuniones ahí los del municipio” (Oaxaca).

Marginalidad alta

En las comunidades con marginalidad alta, la mayoría de los entrevistados señalan que es difícil asistir a los eventos o a las actividades culturales. Las razones principales son: poca oportunidad para salir, falta de espacios, escasez de los recursos económicos y de tiempo para acudir. Una persona consultada indicó: “Por aquí cerca no hay nada de eso, solo en Toluca […], o sea, si vamos al cine, la muchacha ya no se lleva su gasto el lunes. Si vamos al cine, no hay para comer en la semana” (Estado de México). De igual manera, mencionan que el tiempo para el ocio es mínimo, pues “casi ni tengo tiempo, me la paso trabajando” (Oaxaca). Algunos pocos entrevistados difieren e indican que salir a pasear “es fácil” (Oaxaca).

Independientemente de la facilidad o de la dificultad, el interés por asistir a las actividades culturales es variable. La mayoría de los sujetos entrevistados mostró poco interés, nuevamente por la falta de recursos económicos y de tiempo, pues, como señala un entrevistado: “Uy, a mí me gustaría irme a todos lados. Si tuviera tiempo, no me pararía. Y que tuviera dinero” (Estado de México). Un grupo de individuos menciona que prefiere asistir a otro tipo de actividades, ya sea por gusto personal, o bien, por la carencia de las actividades culturales.

Un entrevistado declaró: “Sí [asiste] a compromisos sociales como bodas, bautizos o fiestas de la familia, [porque] es una forma de convivir con amigos, y pues la única de divertirse por aquí” (Estado de México), mientras otro argumenta que “pues sí [me gustaría], pero desgraciadamente, ¿a dónde?, ¿como qué me gustaría que hubiera aquí?, pues, por ejemplo, algún jaripeo, alguna charreada” (Estado de México).

En este grupo, los entrevistados sostienen que asistir a las actividades culturales tiene ciertos beneficios, entre ellos, aprender cosas nuevas, recrearse y relajarse, o convivir con otras personas. Una persona expone que “aprende uno [de] muchas obras de teatro, cine. Lo que hacemos aquí lo vemos en la televisión, pero eso viene a despertar más conocimiento a la familia, nos ilustran” (Estado de México). Otro sujeto ahonda en el aspecto lúdico y recreativo de las actividades culturales al enfatizar que “te ilustra, te relaja, te diviertes y, además, te saca de un estrés” (Estado de México).

Marginalidad media

En las comunidades con marginalidad media, los entrevistados señalaron que tienen dificultad para asistir a las actividades y eventos culturales, aunque con menor gravedad que en los grupos previos. Varios declarantes coinciden en que el acceso a los servicios culturales dificulta la asistencia. Al respecto, una persona comenta: “El cine no es difícil aquí, pero los museos sí son muy difíciles, porque aquí no hay: o están en Toluca o están en México” (Estado de México). Otro consultado concuerda: “No, para allá no hay nada de eso todavía” (Estado de México).

Respecto al interés por participar, no se observa una intención particular en los entrevistados. Una persona indica: “¿Algún evento? Pues sí me gustaría, pero aquí no hay. A mí me gustaría acudir a los museos, al teatro, que es lo que me gusta mucho” (Estado de México). Otro participante muestra un mayor interés por las actividades sociales: “Nosotros cada fin de año organizamos una comida con la familia y es el día que estamos todos juntos” (Estado de México).

Los beneficios que se perciben en la participación cultural se encuentran relacionados con lo lúdico, la recreación y el entretenimiento, así como con la construcción de los lazos familiares. Usualmente, estos beneficios están relacionados, o así lo indican los entrevistados cuando plantean que “uno se relaja, se distrae un buen rato con la familia, porque va uno junto con ellos” (Oaxaca). Otro beneficio es el del aprendizaje, porque “uno aprende más, sabe más, conoce más de la cultura de México. Entonces sería muy bonito que eso estuviera aquí, más cerca” (Estado de México).

Marginalidad baja

En el grupo de municipios con marginalidad baja, los entrevistados responden, en general, que es fácil asistir a las actividades y a los eventos culturales. Para estos individuos, hay disponibilidad de recursos económicos, de tiempo, de transporte y de oferta cultural, lo cual permite hacer uso de ellos más sencillamente, pues “es fácil, aquí hacen eventos culturales en la casa de la cultura, y vamos, así uno conoce” (Oaxaca). Para los que no es tan fácil asistir, argumentan la falta de tiempo o de recursos económicos como las principales razones. Uno de los entrevistados señaló: “Es fácil, es cosa de salir un poco de la comunidad. Lo difícil es tener tiempo para eso” (Ciudad de México). Un aspecto a notar es que, independientemente de los obstáculos mencionados, los entrevistados tienen una actitud favorable hacia las actividades culturales.

El interés por participar es variado, quienes están interesados, señalan diversas razones, como las actividades escolares: “solo lo hacemos cuando se lo piden a mi hija en la escuela” (Ciudad de México). Otros no muestran interés debido a la falta de tiempo, de recursos económicos o de afinidad con las actividades culturales. Un entrevistado indicó: “No, no me gusta ir a los eventos” (Oaxaca).

En relación con los beneficios que se perciben, la mayoría de los entrevistados indica que las actividades culturales redundan en aprendizaje y conocimiento, además de que sirven como una forma de recreación en familia. Un argumento más a favor de la participación cultural es que la cultura apoya el desarrollo del adulto y de los hijos. Al respecto, un entrevistado señaló que “los eventos culturales dan conocimiento, son distractores. Si son cosas infantiles, voy para llevar a mi hija a que se distraiga” (Ciudad de México). Otro indicó que los eventos culturales “sí son muy importantes, nos amplía un mundo de conocimientos” (Oaxaca).

Marginalidad muy baja

En el grupo de marginalidad muy baja, las respuestas son contrastantes. Por un lado, varios entrevistados argumentan que es difícil asistir a las actividades y a los eventos culturales debido a la limitación de recursos económicos, de tiempo y de oferta cultural. Por ejemplo, un entrevistado señaló: “Pues, lo difícil del transporte, obviamente son los pasajes. Si es el cine, los boletos actualmente salen caros. Los museos los domingos son gratis, pero hay museos que no abren los domingos y que están retirados de aquí de la delegación, y tiene uno que trasladarse demasiado, hasta donde están” (Ciudad de México).

A pesar de estos obstáculos, la mayoría muestra interés por asistir a diversas actividades, entre ellas, al teatro: “A mis hijas y a mí nos gusta practicar actividades como el baile y el teatro” (Ciudad de México). Varios entrevistados del grupo poseen algunas de las limitantes previas, pero no todas, lo cual promueve el interés, como expone un entrevistado: “En términos como el transporte, visitar museos aquí es fácil, aparte de que es mucha la oferta. Incluso, ir al cine se ha vuelto más complicado que ir a algún museo, y más caro, claro. Por transporte y oferta, creo que es muy fácil y es buena, pero no sé ir a exposiciones, [aunque] se les ha dado mucha difusión, es imposible” (Ciudad de México).

Una motivación particular para asistir a las actividades culturales está relacionada con los deberes escolares de los hijos. Un sujeto señala que “solamente cuando le dejan tarea de ir a algún museo o evento, yo sí soy de ir, pero luego no hay tiempo ni dinero” (Ciudad de México).

Respecto a los beneficios, en este grupo, los entrevistados sugieren que las actividades culturales promueven el desarrollo profesional e intelectual, así como el conocimiento: “Podemos aprender mucho y ver cosas diferentes” (Ciudad de México). Otros indican que son beneficiosas por ser recreativas y promover la convivencia. Un entrevistado señaló que las actividades culturales son importantes porque se trata de “pasar un momento agradable, con la familia y con los amigos para aprender un poquito” (Ciudad de México).

 

Discusión

En los hallazgos es posible identificar una relación entre el nivel de marginación del municipio y la participación en los eventos artísticos y culturales. Independientemente del nivel de marginación social, la participación cultural se percibe como fácil o difícil en relación con diversos factores, como los recursos económicos, la disponibilidad del tiempo (usualmente asociado con los compromisos laborales), la disponibilidad de transporte (asociado con la distancia), los gustos y preferencias personales, la percepción y el interés cultural, y la oferta cultural disponible. Muchos de estos factores se encuentran referenciados en la literatura (Ateca-Amestoy & Prieto-Rodríguez, 2013; Gayo, 2017; Falk & Katz-Gerro, 2015; Martínez-Martínez, Reyes-Martínez & Lombe, s.f.).

La participación es relativa en función de estos factores. Entre más alto sea el nivel de marginalidad, los efectos de estos factores inhiben en mayor medida la participación; asimismo, en los niveles de marginalidad más bajos, los factores suelen favorecerla, por ejemplo, en el nivel de marginalidad más alto, se percibe que la oferta cultural es menor, porque se ubica más lejos, por nombrar una razón, y, por el contrario, en el nivel de marginalidad más bajo, la oferta cultural se percibe como amplia y cercana (y, por ende, más accesible).

En los hallazgos expuestos, el interés por las actividades y los eventos culturales aparece como un importante modulador de la participación y del tipo de actividad preferida, muy relacionado con lo expuesto por McCarthy & Jinnett (2001). En los grupos de marginalidad muy alta, por ejemplo, el deseo por participar en las actividades culturales es nulo o mínimo, conforme la marginalidad disminuye, el interés parece incrementar.

De acuerdo con la literatura, este interés se construye de diversas maneras, principalmente en relación con la perspectiva teórica que informe el fenómeno; por ejemplo, desde la aproximación del capital cultural (Bourdieu, 2015; Falk & Katz-Gerro, 2015; Kirchberg & Kuchar, 2014), el interés es construido por el entorno familiar y la clase social. En este sentido, los conceptos de capital cultural (campos, recursos y habitus) pueden ser útiles en la comprensión del fenómeno. Por otra parte, desde la perspectiva de la economía cultural (Falk & Katz-Gerro, 2015; Machado et al., 2017), el interés podría explicarse por un fundamento racional-económico, es decir, desde la mirada del costo-beneficio.

Una motivación que emerge en estos hallazgos se relaciona con las actividades académicas, y tiene un efecto mayor en los grupos de marginalidad más baja. Varios entrevistados de ese sector asocian la participación cultural con los requerimientos de las instituciones educativas por asistir a los eventos culturales. Esto podría tener diversas implicaciones, como la relación entre el acceso a la educación y el acceso a los servicios culturales, así como el uso de las estrategias que involucren la educación y la participación cultural. Asimismo, podrían sugerir una relación entre la política cultural y la política educativa, así como se ha mencionado escasamente en la literatura (Martínez-Martínez, Reyes-Martínez & Lombe, s.f.).

Es posible observar una relación entre el tipo de actividades preferidas y el nivel de marginación. Nuevamente, las actividades de preferencia se encuentran moduladas por el interés y por la oferta a la que se tiene acceso. En los niveles de marginalidad más altos, suelen mencionarse actividades de consumo masivo, como el cine, mientras que en los niveles de marginalidad más bajos, se mencionan el teatro, los museos y las exposiciones. En los grupos de marginalidad más alta también se percibe una mayor diversificación de las preferencias, es decir, estas no se encuentran limitadas a solo un grupo de oferta.

Además, los beneficios percibidos de la participación también parecen estar vinculados con el nivel de marginalidad. En las comunidades de marginalidad muy alta, no se menciona percepción alguna sobre los beneficios relacionados con la participación cultural, sino que están vinculados con la adquisición de conocimiento y las capacidades lúdicas, recreativas y relajantes de las actividades culturales. En un sentido mínimo, se asocia la participación cultural con la convivencia con otras personas.

Mientras tanto, en los grupos de marginalidad media, se expresan beneficios similares, aunque se enfatiza más la posibilidad de construir o fortalecer los lazos familiares por medio de estas actividades. En las comunidades con marginalidad baja, se reiteran los beneficios mencionados previamente: el aprendizaje, el conocimiento, la distracción, el entretenimiento y el fortalecimiento de los lazos familiares; además, se incorpora el beneficio del desarrollo personal y familiar. Los participantes del grupo de marginalidad muy baja, además de los beneficios antes descritos, resaltan el desarrollo profesional e intelectual del individuo.

Conclusiones

En relación con estos hallazgos, la primera conclusión es que los aspectos que suelen tener cierto protagonismo en la literatura –como la educación, el género o la estructura social– no emergen directamente en estas respuestas. Son otros factores los que, en estos resultados, ocupan un lugar más preponderante hacia la participación cultural: los recursos económicos, el uso del tiempo, las preferencias y los intereses personales, los beneficios observados, y la disponibilidad y accesibilidad de la oferta cultural.

Una segunda conclusión es que el grado de marginalidad parece estar relacionado con la participación en las actividades y los eventos culturales, en el tipo de actividad elegido, así como en los beneficios que se observan al asistir. La influencia se encuentra vinculada con el acceso a los diferentes tipos de recursos.

En tercer lugar, aunque la marginalidad se percibe como un factor asociado con la participación cultural, ciertamente, en un mismo nivel de marginalidad, las respuestas no son homogéneas, y la heterogeneidad en las percepciones deja entrever que hay otros factores relevantes. Así, se concluye que, si bien la marginación puede ser un factor que influye en la intensidad de la participación cultural, no se puede asegurar que sea el único aspecto determinante. Además, se puede observar que la marginalidad participa como un moderador potencial de otros factores relacionados con la participación cultural, como la oferta disponible y la accesibilidad de los servicios culturales.

Una implicación relevante de estos resultados se encuentra vinculada con la política cultural. Los hallazgos en este estudio indican que un factor central en el diseño de las políticas y las intervenciones dentro del sector cultural debería considerar aspectos como la marginación, que matiza no solo los actos relacionados con la participación cultural, sino también la percepción y la necesidad de las actividades artísticas y culturales.

Otra implicación importante sería identificar la transversalidad de la política cultural con otras políticas sociales, y viceversa. La política cultural no puede ser vista como un elemento aislado de las estructuras sociales y económicas que producen la marginación de los individuos. Operar de forma contraria, es decir, ignorar las diferentes intersecciones con otras realidades, negaría cualquier efecto positivo asociado con la cultura y el arte.

En resumen, es posible observar que la marginación socioeconómica tiene efectos tanto directos como indirectos sobre la participación cultural; por lo tanto, debe incorporarse como un elemento importante en el diseño de la política cultural, además de considerarse como un factor que afecta a otras políticas sociales y que, en consecuencia, tiene efectos en la participación en las actividades artísticas y culturales.

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CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO

Reyes-Martínez, J. y Martínez-Martínez, O. A. (2021). La marginación social y su relación con la participación cultural en México. Córima, Revista de Investigación en Gestión Cultural, 6(10). DOI: 10.32870/cor.a6n10.7377

1 Candidato a Doctor en Bienestar Social, Boston College. Correo electrónico: srreyes@bc.edu. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2901-3003

2 Profesor investigador en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Correo electrónico: oscar.martinez@ibero.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4103-674X